Un jardín encantado que te transporta de un continente a otro, entre fuentes, mosaicos, templos y vistas de cuento. De Marruecos a la India, pasando por Japón, el Parco Scherrer de Morcote es un oasis botánico inmerso en la naturaleza suiza, con vistas a las tranquilas aguas del lago Ceresio. Un lugar perfecto para un paseo fuera del tiempo, entre aromas exóticos y vistas impresionantes.
Con un telón de fondo de flora subtropical extraordinariamente variada, el Parque Scherrer alberga plantas como palmeras, azaleas, camelias, eucaliptos, limoneros y magnolias. Forma parte de la red de «Grandes Jardines Italianos » y está reconocido como parque botánico de estilo «Follies» desde 2014. Fue Hermann Arthur Scherrer, amante del arte y la naturaleza, quien convirtió este lugar en su «jardín de las maravillas» personal .
Para dar la bienvenida a los visitantes en la entrada, encontramos una mezcla escénica de elementos como una fuente veneciana, un león bizantino y dos majestuosos leones barrocos de mármol de Carrara, que marcan el inicio del camino. Un poco más adelante, un gran cedro del Líbano vigila silenciosamente el jardín. A lo largo del camino, se llega a la terraza panorámica donde dos esfinges vigilan un mirador privilegiado: desde aquí la mirada abarca el lago Ceresio, Porto Ceresio y las colinas de Varese. Estatuas de dioses romanos como Venus, Juno y Júpiter decoran el camino entre las plantas, dando un toque mitológico a la experiencia.
En el corazón del parque hay un mundo en miniatura que reproduce fielmente maravillas arquitectónicas de todo el mundo. Se pasa junto al Erecteión de Atenas, con sus cariátides, y el Templo del Sol, situado en un jardín inspirado en la Alhambra. Las fuentes, los cuidados setos y la armonía de los espacios hacen de este rincón una síntesis perfecta de arte y naturaleza.
Atravesando un bosque de bambú, se llega al templo egipcio dedicado a Nefertiti, con paredes decoradas y el famoso busto de la reina. No muy lejos, se descubre la casa árabe, última obra de Scherrer, rodeada de exuberante vegetación. En la cercana mansión india, inspirada en modelos mogoles, entre elefantes, cobras y vacas sagradas, se respira una atmósfera oriental de cuento de hadas.
Por último, cerca de la salida, hay una fiel reconstrucción de una casa lombardo-tricinesa del siglo XIV, hoy convertida en restaurante-gastro. Este homenaje al Tesino, reconstruido con piedras originales de una casa demolida en Lugano, representa el vínculo emocional de Scherrer con la región.
Visitar el Parque Scherrer es sumergirse en un viaje sensorial a través del arte, la botánica y la arquitectura, en un lugar que sorprende a cada paso. La entrada es gratuita. Desde Milán, se puede llegar fácilmente en coche en aproximadamente una hora o en transporte público. Puede tomar el tren a Lugano y después el autobús o el barco a Morcote. Una experiencia ineludible para quienes buscan belleza, tranquilidad y un toque de asombro.